Segundo Encuentro Nacional de JUVOMICA en UPS de Quito (Ecuador) del 4 al 8 de agosto de 2010

viernes, 6 de agosto de 2010

Realidad del trabajo pastoral de conjunto en la JUVOMICA

ANTECEDENTES
Ha pasado una década desde el primer Congreso Juvenil –Vocacional- Misionero, celebrado en Guayaquil el año 2000. Un hito en la Historia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, pues hasta entonces no se había realizado una experiencia de este tipo, dentro de los criterios de una pastoral de conjunto en un trabajo pastoral compartido y organizado por diversas pastorales afines unidas por un denominador común: los jóvenes, a quienes formamos y acompañamos desde la fe en la Pastoral Juvenil, Vocacional y Misionera. Experiencia que posteriormente fue admirada y valorada por distintas Conferencias Episcopales de América.
Si bien es verdad que se dieron muchos acontecimientos en el trabajo pastoral con los jóvenes desde la Conferencia Episcopal Ecuatoriana antes de esta década, en los 25 años de existencia de la Pastoral Juvenil y muchos han sido los proyectos de evangelización llevados individualmente por cada pastoral especifica, pero no habíamos tenido esta experiencia compartida.
Hoy queremos echar la mirada atrás en nuestro caminar del tiempo, sin nostalgia del pasado pero conscientes de que, el camino andado y las huellas que han dejado nuestro caminar, requieren -por parte de todos- valorar los esfuerzos de aquella misión emprendida por el Departamento de Vocaciones de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, invitando a las pastorales afines, Vocacional, Juvenil y Misionera. Eran los comienzos del año 1998 cuando, estando al frente del Departamento de Vocaciones de la CEE, lanzamos la idea de celebrar un Congreso Nacional juvenil –vocacional para el año 2000. Año santo en la Iglesia Católica.
A esta idea se une Obras Misionales Pontificias en el Ecuador, viendo que es una oportunidad para unir esfuerzos y dar un testimonio en la Iglesia de unidad y comunión, integrándose en un proyecto común: 1º Congreso Juvenil, Vocacional y Misionero.
No faltaron dificultades que superar, desde convencer de dicha celebración al Consejo Permanente de la CEE y al Área del Pueblo de Dios, que determina que sea la Pastoral Juvenil la que coordine el trabajo del Congreso, así como aunar y definir los criterios desde la distintas pastorales especificas a la hora de ponerse de acuerdo en los distintos pasos del proceso para llevarlo a cabo, hasta culminar con su celebración en Guayaquil del 1 al 5 de agosto del año 2000.
A partir del 1 de abril de 1998, primera reunión convocada para el proyecto, se integra la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos/as a este proceso emprendido. Se desarrollaran a partir de entonces muchas reuniones periódicas entre los responsables de las Pastorales Afines, jóvenes y agentes de pastoral -representantes de las mismas- para ir perfilando el proyecto; varias reuniones también con el Consejo Permanente de la CEE hasta que nos dan el visto bueno para llevarlo a cabo, esto era a finales del año 1998.

FUNDAMENTOS DE UNA CORRESPONSABILIDAD y UNIDAD EN EL TRABAJO PASTORAL
Si miramos el comportamiento que a lo largo de los años ha tenido la sociedad civil, buscando una mayor eficacia en su trabajo de desarrollo y progreso humano, veremos que se han forjado las grandes organizaciones, mancomunidades, regionales, trasnacionales, e internacionales y continentales bajo el signo de la unidad, defendiendo derechos comunes y trabajando corresponsablemente con objetivos comunes… Así se formaron la Comunidad Europea, la ONU, la OEA y tantas otras.
Si Dios desde el principio creó al hombre y la mujer como seres sociales y complementarios, con los cuales formar una familia, primer proyecto divino y social, prototipo de la unidad y la comunión humana, todo ello nos marca la clave y el camino de cómo también nosotros en nuestro trabajo pastoral podemos ser más eficaces cuando unimos fuerzas comunes con un objetivo común .
Tenemos a un Dios trinitario que nos manifiesta la corresponsabilidad en la obra salvadora divina,  viviendo la unidad y comunión en la acción, el Padre que crea, el Hijo que redime y el Espíritu Santo que santifica
Igualmente, en la organización de la Iglesia, Cristo desde el inicio quiso nacer y vivir en la familia y después formar una comunidad apostólica, que posteriormente les manda a evangelizar no individualmente ni independientes, sino de dos en dos y quiere que el trabajo sea comunitario y eclesial. El valor más grande de la Iglesia Católica en su trabajo, que hace más eficaz y creíble su evangelización, no es sólo la universalidad sino la unidad. Buscando siempre la unidad en la diversidad…
El deseo de Jesús, en su oración al Padre antes de ir a la muerte, fue pedir la unidad de sus discípulos “que sean uno como tú y yo somos uno “
Cada pastoral tiene que realizar un trabajo, que aunque sea especifico, desemboca en el mismo objetivo: la gloria de Dios y el bien de las almas, siempre dentro de la Iglesia, porque es un trabajo eclesial sin francotiradores, y somos discípulos de una comunidad eclesial, que actuamos con la Iglesia, en la Iglesia y por la Iglesia. Más aún, en las pastorales afines donde la “materia prima” que manejamos es la misma, un denominador común son los jóvenes. Y una actitud común es servir.
Por ello entendíamos que la Pastoral Vocacional debe estar relacionada con la Pastoral Juvenil y viceversa.
Los documentos de la Iglesia nos hablarán, de distintas formas y maneras, de la necesidad de un trabajo conjunto de unidad y comunión en la Iglesia.
“La pastoral vocacional es la actividad de la Iglesia destinada a cuidar el nacimiento, discernimiento y acompañamiento de las vocaciones, es una acción vital de cada comunidad cristina para que la Iglesia sea edificada según la plenitud de Cristo y conforme a la variedad de carismas de su Espíritu “…la actividad vocacional está inserta en la pastoral general de cada Iglesia particular (PDV.34). Toda vocación viene de Dios y nunca se concede fuera e independiente de la iglesia, sino en la Iglesia (PDV.35)
APARECIDA nos habla del factor comunión y de la unidad en todo el capítulo 5º LLAMADOS A VIVIR EN COMUNION. Los discípulos de Jesús están llamados a vivir en comunión con el Padre, el Hijo y Espíritu Santo. No hay discipulado sin comunión” (DA 155)
En los números sobre la vida consagrada dice que está llamada a ser experta en comunión, tanto al interior de la Iglesia, como de la sociedad… y para ello es necesario crear cauces comunes e iniciativas de colaboración que lleven a un conocimiento y valoración mutuos, a a un compartir la misión con todos los llamados a seguir a Jesús “(DA 218)
Respecto a los laicos dice: “Reconocemos el valor de los Consejos parroquiales y diocesanos y nacionales de los fieles porque incentivan la comunión y participación en la iglesia y su presencia activa en el mundo“ (DA 215)
Igualmente en el cap.6º en el Itinerario de formación de los discípulos destaca la comunión como aspecto fundamental en el proceso de la formación
Todo ello nos hace tomar conciencia de la corresponsabilidad que tenemos de un trabajo pastoral en conjunto, donde haya un vínculo efectivo y afectivo y buscar canales de vinculación con las pastorales afines que tienen un sujeto común como son los jóvenes.
Debe haber un proceso formativo integral, porque los procesos vocacionales pasan por un proceso de formación juvenil, lo cual requiere -por parte de los agentes de pastoral implicados en el proceso- un diálogo y un compartir, uniendo fuerzas encaminadas a un objetivo común .
Vemos que cada vez se hace más necesario una pastoral orgánica con un amplio horizonte, comprometida a favorecer esa vida en plenitud que nos habla Jesús y Aparecida, “hacer discípulos misioneros de Jesús para que tengan vida en El”
Todo esto nos motiva a ver como necesario una pastoral de Conjunto, con criterios pastorales para programar actividades comunes y abiertas,  por los jóvenes y con los jóvenes

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